Un día Marta estaba en casa de una amiga que tenía jardín. A Marta le encantaba coger flores y estar al aire libre, por eso Marta salió. De lo que Marta no fue cociente es que ese no era un jardín cualquiera, si no uno mágico. Marta vio que había un árbol que tenía un agujero muy grande, y como a Marta le encantan los árboles y le duele que se talen… Marta fue corriendo para ver si podía hacer algo por el joven árbol, pues hacia poco tiempo Marta había descubierto que podía librar a la naturaleza de que la maltratasen, le hagan daño… Marta cubrió con sus manos el agujero del joven árbol y sintió como su energía fluía desde sus manos hasta llegar al joven árbol. Marta creyó que ya le había entregado suficiente energía pero cuando apartó las manos vio que el agujero del árbol no se había curado se extrañó. Marta se inclinó para ver un poco más de cerca el agujero, pero cuándo se dio cuenta de lo que estaba pasando era demasiado tarde pues ya estaba cayendo por el agujero. Marta cerró los ojos e intentó olvidar lo que estaba pasando. Marta llegó al suelo, pero no se hizo daño, pues algo había frenado su caída. Marta se dio cuenta de que era lo que le había frenado el golpe. Lo que lo había frenado era el simple hecho de que estaba volando. De su espalda crecían dos grandes alas púrpuras. Marta se dio cuenta de que estaba en un misterioso mundo lleno de hadas, Marta se pellizcó y se pellizcó una y otra vez pero no despertaba y en seguida se dio cuenta de que no era un sueño si no que era real. Marta decidió que buscaría a un hada que le sirviera de guía en ese misterioso reino. Por el camino Marta encontró un hada que parecía no tener nada que hacer y le dijo:
-Hola, perdone ¿me podía guiar por este reino por favor?
-Hola, ¿eres nueva aquí?- dijo el hada, pero un grito sordo apareció en su cara- Marta, ¿has vuelto?
-Perdone, pero ¿de qué me conoce?- preguntó Marta extrañada de que el hada la conociera.
-¡Cómo no! ¡Hace muchos años que tus padres no se pasan por aquí! Has crecido mucho desde la última vez que te vi, cuando solo eras un hada bebé.
-¿Yo he estado aquí antes?- preguntó Marta, extrañada de que el hada la conociera.
-¿Es que tus padres no te lo contaron?- Preguntó el hada sorprendida de lo que la joven le había dicho.
-¿Contarme el qué?- dijo Marta un poco enfadada ante la perspectiva de que sus padres la hubieran ocultado algo.
-¡OH! ¡Marta! ¿Cómo puede ser que tus padres no te contaran que seas un hada?
-¿Qué soy una que?
-Un hada o, ¿a caso piensas que eres una mortal y que todo esto es un sueño?¿Que lo de poder curar a la naturaleza es una casualidad?-dijo el hada irritada.
-No es por ofender ni nada, pero sí. O, ¿es que se ha olvidado de que yo soy medio mortal?- dijo Marta arrepentida.
-¡OH! Tienes razón se me había olvidado, que tus padres te habían ocultado lo que eras durante tanto tiempo.- Dijo el hada- ¿Sabes qué? Tú y yo les vamos a hacer una visita a tus padres.
-Vale pero espérame en el jardín escondido que le tengo que decir a Julia que mis padres me han llamado y que me tengo que ir.- Dijo Marta.
-¡Vale!-dijo el hada.
Marta salió del agujero ya siendo humana. Marta encontró a Julia en su habitación. Julia le dijo:
-¡¡Cuánto has tardado!!- dijo Julia.
-Eso es por que mis padres me han llamado y me han dicho que me tenía que ir a casa. Pero no te preocupes ellos me han dicho que me vaya sola. Bueno voy a coger mis cosas y me voy. Chao Julia. ¡¡Adiós!!- se despidió Marta.
Una vez fuera Marta encontró al hada esperando en el jardín y se fue con ella. Marta dijo:
-En marcha nos queda mucho camino que recorrer.
-Entonces, ¿a que esperamos? ¡Vámonos!
Continuará.
-Hola, perdone ¿me podía guiar por este reino por favor?
-Hola, ¿eres nueva aquí?- dijo el hada, pero un grito sordo apareció en su cara- Marta, ¿has vuelto?
-Perdone, pero ¿de qué me conoce?- preguntó Marta extrañada de que el hada la conociera.
-¡Cómo no! ¡Hace muchos años que tus padres no se pasan por aquí! Has crecido mucho desde la última vez que te vi, cuando solo eras un hada bebé.
-¿Yo he estado aquí antes?- preguntó Marta, extrañada de que el hada la conociera.
-¿Es que tus padres no te lo contaron?- Preguntó el hada sorprendida de lo que la joven le había dicho.
-¿Contarme el qué?- dijo Marta un poco enfadada ante la perspectiva de que sus padres la hubieran ocultado algo.
-¡OH! ¡Marta! ¿Cómo puede ser que tus padres no te contaran que seas un hada?
-¿Qué soy una que?
-Un hada o, ¿a caso piensas que eres una mortal y que todo esto es un sueño?¿Que lo de poder curar a la naturaleza es una casualidad?-dijo el hada irritada.
-No es por ofender ni nada, pero sí. O, ¿es que se ha olvidado de que yo soy medio mortal?- dijo Marta arrepentida.
-¡OH! Tienes razón se me había olvidado, que tus padres te habían ocultado lo que eras durante tanto tiempo.- Dijo el hada- ¿Sabes qué? Tú y yo les vamos a hacer una visita a tus padres.
-Vale pero espérame en el jardín escondido que le tengo que decir a Julia que mis padres me han llamado y que me tengo que ir.- Dijo Marta.
-¡Vale!-dijo el hada.
Marta salió del agujero ya siendo humana. Marta encontró a Julia en su habitación. Julia le dijo:
-¡¡Cuánto has tardado!!- dijo Julia.
-Eso es por que mis padres me han llamado y me han dicho que me tenía que ir a casa. Pero no te preocupes ellos me han dicho que me vaya sola. Bueno voy a coger mis cosas y me voy. Chao Julia. ¡¡Adiós!!- se despidió Marta.
Una vez fuera Marta encontró al hada esperando en el jardín y se fue con ella. Marta dijo:
-En marcha nos queda mucho camino que recorrer.
-Entonces, ¿a que esperamos? ¡Vámonos!
Continuará.
Me a encantado Marta.Se te nota que te gusta leer porque tienes muuucha imaginacion.¡Adios!
ResponderEliminarEsta muy chula tu historia Marta
ResponderEliminar¡Gracias! Y si Ana tienes mucha razón me encanta leer y tengo mucha imaginación, y por si os interesa y os gusta el cuento,¡saber que estoy trabajando en la segunda parte!
ResponderEliminar¡Ya tengo la segunda parte!
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